¿Hay cosa más absurda que escuchar a un cadáver
hablar apasionadamente como un humano,
si no puede sentir el calor ni el frío
ni el placer ni el dolor o el llanto?
Es horrible ser un muerto entre los humanos.
Ser el muñeco con quien representan una parodia absurda
Los psicópatas esquizofrénicos vivos
Que disfrutan con la visión de cadáver putrefacto.
Embadurnado de excrementos, babas y locura
Al que con asco y saña, impertinentes, siguen limpiando.
Y pide liberarse, el cadáver, de entre los vivos locos,
Pero éstos no entienden los silencioso gritos de los muertos.
Y con patético ensañamiento lo siguen animando:
Cuenta, muerto, tu historia de lo que estás pasando;
Parece que eres uno de nosotros, los vivos,
Aún aparentas algo de ser humano.
En vano les digo, ¡que no!, ¡que estoy muerto!,
Que ya no puedo hablar igual que ellos
Porque me resulta absurdo hablar igual que los humanos.
Y no me dejan ser ni muerto ni vivo
Estos locos y alucinados desquiciados.