2 nov 2015

Y María, buscando un artículo que escribió en la facultad, se topó con su carpeta de recuerdos. Esa en la que metía todo aquello que le había hecho sonreír alguna vez. Cosas tan simples como tarjetas de cumpleaños, fotos con los amigos, o una tarjeta de navidad de su prima pequeña, llena de carmín con la forma de sus pequeños labios.
Su vida poco a poco iba volviendo a la normalidad, con paso firme.
Y en ese momento, con la tarjeta de felicitación por su 17 cumpleaños (ya había llovido), se dio cuenta que ya no le dolía mirar atrás. De hecho, no podía parar de sonreír, porque todas esas cosas, esos momentos, esas historias, formaban parte de la persona que era hoy día, quizás no muy segura de hacia donde iba, ni donde se vería en 5 años, o en 10. Pero feliz y viviendo el momento; al fin y al cabo, en la vida, a veces estás en la noria, y de pronto te ves dando vueltas con la montaña rusa. Y sin embargo, hay que saber disfrutar de las dos.

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