4 feb 2016

Como María tenia su nunca jamás particular lo tenía lejos, su otra escapatoria era la playa. Cuando visualizó la playa, aún lo echó más de menos.
Siguió andando hasta que el sol le acarició la piel. Allí se sentó en la arena, había música de fondo y la marea estaba subiendo, sólo podría estar mejor a su lado.
Sus dedos inconscientemente, empezaron a dibujar y a escribir en la arena, mientras su mente, divertida, soñaba ... "Será como tu soñabas...".
Últimamente tenía una sonrisa constante, porque aunque todo se deshiciera, con unas simples palabras suyas, volvía a sonreír.
O con ver una puta galleta.
Eran cosas que adoraba aunque a veces no entendía muy bien que le sucedía, quizás porque nunca había pasado por ello, y se sentía cada vez más cómoda y más feliz.
Y así, cuando miró de nuevo a la arena porque el sol ya empezaba a caer, sus dedos dibujaron la verdad. Lo quería. Era así de simple. Estaba enamorada.
Y le daban ganas de gritarlo.