10 sept 2017

Aquel día, Andrés se había despertado antes de costumbre. Miró a su lado, y vio a su novia aún durmiendo. Lo primero que hizo, como ya era costumbre, fue coger el movil, se olvidó del beso de buenos días a su chica, ni un "buenos días princesa" (que realmente nunca se lo habia dicho). Todo eso quedó sustituido por el movil. María se despertó, miro a su chico y lo primero que vio fue el movil.
-Y así, empieza otro dia igual-, pensó para sus adentros.
Un "buenos días" sutil y seco fue lo que sacó a ambos de la cama. La sensación de estar en el aire cada vez se iba apagando más, pero claro, no eran ya unos adolescentes enamorados, ni mucho menos. Eran adultos, o eso creian ambos. Parece que la seriedad de la rutina había cedido ante el amor y el cariño que se supone que tenia que haber entre ambos.
Era duro verse así. María solo quería que aquel amor volviera a coger la fuerza y la magia del principio, resurgiera como un fenix de sus cenizas, y volvieran a volar juntos. Pero cuando es una cosa de dos, no vale que solo uno haga todo el esfuerzo.

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